Cuando ya sepas qué querés grabar, te sugerimos que durante unos días, hagas un ejercicio de observación, en donde prestes atención todo el tiempo a la persona, cosa, lugar o lo que sea que vas a filmar. Entrecerrá los ojos desenfocando y enfocando lo que ves, para ver otras luces, otras cosas. También observá cómo da la luz en distintos momentos del día, y cuándo te parece que es más interesante, o si quizás son distintos momentos. Mirá desde diferentes ángulos y posiciones, desde arriba, desde abajo, desde una esquina. No siempre de frente. Y animate a hacer muchos planos y tomas de prueba. Intentá movimientos de cámara, hacé recorridos, poné la cámara en lugares extraños que nunca hayas probado. Usá otros objetos de marco, como filmar a través de una ventana, agujero, detrás de objetos con texturas, entre las ramas o lo que tengas a mano. Probá enfocar y desenfocar. Y fijate bien las distintas exposiciones de luz desde la cámara del dispositivo que usás: más luminosas, o más oscuras, para ver qué diferencias hay y cual te resulta mejor.

Hacé muchas pruebas, todas las que puedas. Y antes de salir a filmar, arrastrá los videos a un reproductor y miralos, como una continuidad. Observando qué pasa, quizás descubras cosas interesantes que no se te hubiesen ocurrido. No te olvides que no solo vas a grabar imágenes ¡también sonidos!

Anotá todo lo que te parezca interesante y luego, hacé un plan de cómo vas a filmar, cuánto van a durar tus planos, en que orden los vas a grabar según la luz, la duración, o lo que cuentan. Animate a dibujar algún esquema si se te ocurre algo complejo o rebuscado. Esos suelen ser los planos más interesantes y divertidos de filmar!

Y no dejes de probar cosas inesperadas durante el momento del rodaje. A veces lo sorpresivo o lo que nos ofrece la realidad en ese momento, termina siendo lo mejor de la peli.

Suerte!