Una manera de ejercitar y despertar la mirada puede ser hacer un recorrido habitual o visitar un lugar cotidiano pero con una cámara de fotos. Si vas a usar tu celular ponelo en modo avión para que nada te distraiga.

La propuesta es hacer, una vez más, ese camino repetido al trabajo, a la casa de algún amigx, vecinx o familiar pero esta vez proponiéndonos abrirnos a la experiencia del recorrido en lugar de simplemente atravesarlo para llegar a destino.

Probablemente la cámara nos invite a descubrir que en aquello que creemos conocido hay muchas cosas que pasamos por alto: detalles que nos llaman la atención, rincones, texturas, encuentros pasajeros. 

En el recorrido no te limites en el tiempo, dejá que tu mirada te detenga todas las veces que quieras. Lo que suele ser un desplazamiento automático se transforma en un juego de reconocimiento visual en el que todo alrededor se ofrece como un conjunto de formas, colores, luces y sombras.